Hoy ha sido uno de esos días extraños en los que aunque tienes la sensación de que todo va saliendo más o menos bien hasta que algo de repente sale mal y eclipsa el resto de cosas. Aunque ese algo no tenga que ver directamente contigo.
Intentaré explicarme, hoy el día ha comenzado bien he estado en quirófano con sensación de estar enterándome de lo que ahí pasaba, sensación de estar despierta y con los cinco sentidos puestos donde debían, lo que no siempre ocurre. Al menos en mi caso. Hemos tenido momentos mejores y peores. Y al final de la mañana cuando ya la gente empieza a irse y piensas que todo más o menos está encauzado. Te enteras de que aquello que le ocurría a uno de los pacientes jóvenes que no quedaba claro que podía ser, no acaba de ir bien, aunque tenga buen aspecto. En fin que te enteras que lo que tiene realmente es peor de lo que se pensaba. Y que si lo que se pensaba tenía solución lo que tiene de verdad no la tiene, más bien la tiene pero en este caso concreto es imposible. Y que por lo tanto ese paciente se va a morir sin poder hacer nada por tu parte. Con el mal sabor de boca que te queda y con la sensación de impotencia acrecentada por el hecho de que el paciente es jóven y tienes la sensación de que no puede ser aun su hora.
En fin, es uno de esos días duros de la profesión en los que te haces consciente de una realidad que sabías pero que cuesta aceptar.
En fin, siento lo triste del tema e intentaré mejorar el ánimo para mañana (mejor pasado que mañana tengo guardia) y escribir algo más alegre.
Intentaré explicarme, hoy el día ha comenzado bien he estado en quirófano con sensación de estar enterándome de lo que ahí pasaba, sensación de estar despierta y con los cinco sentidos puestos donde debían, lo que no siempre ocurre. Al menos en mi caso. Hemos tenido momentos mejores y peores. Y al final de la mañana cuando ya la gente empieza a irse y piensas que todo más o menos está encauzado. Te enteras de que aquello que le ocurría a uno de los pacientes jóvenes que no quedaba claro que podía ser, no acaba de ir bien, aunque tenga buen aspecto. En fin que te enteras que lo que tiene realmente es peor de lo que se pensaba. Y que si lo que se pensaba tenía solución lo que tiene de verdad no la tiene, más bien la tiene pero en este caso concreto es imposible. Y que por lo tanto ese paciente se va a morir sin poder hacer nada por tu parte. Con el mal sabor de boca que te queda y con la sensación de impotencia acrecentada por el hecho de que el paciente es jóven y tienes la sensación de que no puede ser aun su hora.
En fin, es uno de esos días duros de la profesión en los que te haces consciente de una realidad que sabías pero que cuesta aceptar.
En fin, siento lo triste del tema e intentaré mejorar el ánimo para mañana (mejor pasado que mañana tengo guardia) y escribir algo más alegre.
2 comentarios:
La muerte es un muro negro e infranqueable y cuando lo traspasamos sabemos que al otro lado hay un abismo negro en el que todo a nuestro alrededor desaparece. Mirarla es terrible, por eso cuando lo hacemos pensamos inmedaitamente en nuestro pasado, en nuestra vida, en los que nos rodean, en cualquier cosa que no sea ese muro negro que nos amenaza. Espero que no tengas días tan regulares a menudo. LoveSick
Hola!
Sólo quería decirte que siempre nos encontraremos con momentos dificiles, y más ahora que todavía estamos adaptándonos a nuestra nueva vida de residentes... lo que pasa es que debemos intentar aprender de esas cosas malas... bien porque han surgido así o bien porque nosotros nos hemos equivocado (no nos olvidemos nunca que estamos en un periodo de formación... y tendremos que cometer muchos fallos) lo importante es mirar siempre adelante, y saber que siempre habrá gente a tu alrededor dispuesta a ayudarte y enseñarte(pese a la imagen que quiera dar la nueva serie de Tele5...).
Mucho ánimo y adelante!!
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